6.000 años de amor

No sabemos sus nombres. No sabemos sus orígenes ni su estatus. Desconocemos sus ideas, sus preocupaciones o sus inquietudes. Pero intuimos que se amaban.

El 5 de febrero de 2007, mientras excavaba los restos de una villa romana en la localidad de Valdaro, cerca de Mantua, la arqueóloga italiana María Elena Menotti hizo un descubrimiento sorprendente: encontró una tumba, datada en el Neolítico, con dos esqueletos que habían sido enterrados juntos. Se trataba de un hombre y una mujer de unos 20 años, que estaban abrazados. Frente a frente. Mirándose. Con sus piernas y sus brazos entrelazados. Y así habían estado durante más de 6.000 años.

Dado lo inusual del doble enterramiento* y, sobre todo, de la pose de ambos esqueletos, fueron bautizados como los Amantes de Valdaro y la decisión unánime fue seguir manteniendo dicha unión. Así pues, se levantó el bloque de tierra en el que descansaban, se colocó en una caja y se envió al laboratorio que, tras estudiarlos, los depositó en el Museo Arqueológico de Mantua donde aún se pueden visitar hoy en día.

Los arqueólogos no han podido determinar cómo murieron o por qué estaban unidos. Una primera y romántica teoría fue que fallecieron abrazándose para resguardarse del frío en una noche de invierno. Sin embargo, esta hipótesis está actualmente descartada. Lo que sí está claro es que no hay signos de muerte violenta -a pesar de que, entre su ajuar, se encontraron algunas puntas de armas-, por lo que se baraja la posibilidad de que hubieran sido colocados así tras su fallecimiento. 

A mí me perdonaréis pero, como soy una romántica empedernida, quiero creer que murieron abrazados porque se amaban, no me hace falta otro motivo. Se amaban entonces, siguieron amándose durante más de 6.000 años y lo continuarán haciendo por toda la eternidad. 

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* En 2013, otra pareja que se abrazaba desde el Neolítico fue descubierta en Grecia, concretamente en la cueva de Alepotrypa (Laconia). En este caso, el hombre estaba estirado detrás de la mujer, la cubría con sus brazos y tenían las piernas entrelazadas. Al final será verdad eso de que el amor eterno existe…

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