El viaje de Egeria

Si de continuo debo dar gracias al Señor por todas las cosas,

cuánto más habré de hacerlo por tantas y tamañas mercedes

como ha consentido concederme a mí,

tan poco digna y tan poco merecedora de ellas,

permitiéndome recorrer todos aquellos lugares

tan fuera del alcance de mis méritos.

(Egeria)

En el año 381, una dama hispana de la provincia romana de la Gallaecia se dirigía por carta a “su señora y a sus hermanas” (dominae et sorores), para contarles todo lo que iba descubriendo en su viaje a los Santos Lugares. La dama peregrina se llamaba Egeria y su relato es el primer libro de viajes escrito en la Península Ibérica.

A través de la Via Domitia (primera calzada romana construida en la Galia), la autora recorre Constantinopla y los escenarios bíblicos de Jerusalén, Egipto, el Sinaí y Mesopotamia, tomando nota de todo lo que ve y mostrando interés por cada detalle. Ella misma confiesa que su curiosidad le impulsa a pedir informaciones y datos, a alargar los recorridos para poder conocerlo todo en profundidad y a preguntar por cada uno de los lugares que va explorando. 

Del texto se desprende que es una mujer de mediana edad, valiente y culta, pero también sencilla y cálida. Viaja acompañada de “santos varones” y con ellos recorre los más de 5.000 kilómetros que la convirtieron en la primera gran viajera de la Historia que dejó constancia de su aventura. 

(Viaje de Egeria, Edición de Carlos Pascual, La Línea del Horizonte Ediciones, Madrid, 2018)

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