Los bikinis de Piazza Armerina

Siempre me han encantado los mosaicos romanos pero, hace unos años, en Sicilia, descubrí el que se convertiría en mi preferido hasta este momento. Estaba en una localidad llamada Piazza Armerina, en el centro de la isla, concretamente en la famosa Villa Romana del Casale, que había sido una lujosa residencia, cuyo propietario todavía es motivo de debate. Según algunos investigadores, perteneció a Maximiano, gobernador del imperio (coemperador) entre los años 286 y 305, o a su hijo Majencio; según otros, era la casa de Lucio Aradio Valerio Próculo Populonio, gobernador de Sicilia en el siglo IV; otras teorías barajan nombres de diversos personajes de la élite romana como cónsules, prefectos, etc.

Fuera quien fuera su dueño, se trata de una villa bastante grande (3.500 metros cuadrados) y parece ser que, en su día, fue pabellón de caza. Lo más destacado de la misma son los mosaicos que decoran la mayoría de sus dependencias y que se han conservado perfectamente gracias a una capa de barro, causada por una inundación. Los motivos de dichos mosaicos, que cubren una amplia gama de temas, desde escenas de caza, temas mitológicos, carreras de carros o escenas eróticas, han permitido conocer importantes detalles de la sociedad romana.

Y fue allí donde estaba el mosaico que me fascinó, concretamente en la llamada “Sala de las Diez Chicas” (aunque su denominación popular es la “Sala de las bañistas en bikini”). En él, aparecen nueve jóvenes, pues una prácticamente ha desaparecido, vistiendo unas piezas de ropa interior que bien podrían ser nuestros actuales bikinis, aunque, en realidad, se trata de dos prendas llamadas subligaculum (la inferior) y strophium (la superior), utilizadas por las mujeres romanas para para realizar actividades deportivas. Todas las muchachas están haciendo ejercicios gimnásticos, por lo que se interpretaron como atletas entrenando para diferentes pruebas o incluso participando en unos juegos dedicados a Tetis, diosa y ninfa de los mares.

Parece ser que el concepto de bañarse en el mar, tal y como lo entendemos hoy en día, no existía realmente en Roma y no se empezó a dar hasta mediados del siglo XIX, pero sí que es cierto que la introducción del bikini, en el siglo XX, tal vez no habría causado tanto revuelo si se hubiera presentado como una prenda que ya se utilizaba tiempo atrás, concretamente, dieciséis siglos atrás…

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