Pandora y la esperanza

La primera versión que tenemos del mito de Pandora es la que nos cuenta Hesíodo en sus obras Teogonía y Trabajos y días. Explica el poeta que Zeus, estando enfadado con el titán Prometeo porque le había robado el fuego para entregárselo a los mortales, decidió vengarse de él, enviando a su hermano Epimeteo “un bello mal”, una mujer a la que llamaron Pandora que, etimológicamente, significa “todos los dones”: “(…) ordenó al muy ilustre Hefesto mezclar cuanto antes tierra con agua, infundirle voz y vida humana y hacer una linda y encantadora figura de doncella semejante en rostro a las diosas inmortales. Luego encargó a Atenea que le enseñara sus labores, a tejer la tela de finos encajes. A la dorada Afrodita le mandó rodear su cabeza de gracia, irresistible sensualidad y halagos cautivadores; y a Hermes, el mensajero Argifonte, le encargó dotarle de una mente cínica y un carácter voluble.” (Trabajos y días, 60-68)

En palabras de Hesíodo, de ella desciende la funesta estirpe de las mujeres…  Y, aquí, me gustaría hacer un comentario: aunque no quiero dejar de señalar la misoginia que hay detrás del mito de Pandora, – la misoginia, por otro lado, más que conocida del mundo griego antiguo -, no voy a entrar a analizarla pues la intención de este texto es otra. 

Así pues, Pandora es presentada como la primera mujer que, fabricada por los dioses, será entregada a Epimeteo, que se casará con ella, ignorando el consejo de su hermano de nunca aceptar regalos de Zeus. Es de sobras conocida la historia de cómo Pandora abrirá la caja que contiene todos los males (en origen no se trata de una caja sino de un pithos, una vasija ovalada, mal traducida como caja). Existen diferentes versiones de este tema: por un lado, se cuenta que la caja fue un regalo de boda de los dioses a Pandora, a quien le dieron las instrucciones de no abrirla bajo ningún concepto; por otro lado, se explica que la caja ya estaba en casa de Epimeteo. 

Sea como sea, la curiosidad de Pandora -otro de los defectos que se achacan a las mujeres- hizo que abriera la caja de la que salieron todos los males y las desgracias del mundo: la tristeza, la enfermedad, la envidia, la lujuria, la pereza, la violencia, etc. Cuando se dio cuenta del desastre, Pandora cerró rápidamente el cofre, pero era demasiado tarde, el sufrimiento y el dolor -que no existían antes de la llegada de la mujer- se habían expandido ya por el mundo. Sin embargo, en el fondo de la caja quedó la esperanza que sería, a partir de entonces, el consuelo para que los mortales pudieran soportar su cruel destino.

Y aquí es justamente donde yo quería llegar. Mi pregunta es la siguiente: si la caja contenía todos los males y en el fondo estaba la esperanza, ¿ésta es un mal o es un bien? Existen muchos refranes y citas sobre la esperanza (“mientras hay vida hay esperanza”) y, casi siempre, se ve como algo positivo. Pero, ¿es realmente positivo? Alguien me dijo una vez que la esperanza es buena acompañante pero mala consejera, que si la asociamos con expectativas concretas que deberían cumplirse en un futuro, nos puede jugar malas pasadas pero, en cambio, cuando va ligada a la confianza de que encontraremos solución a nuestros problemas, es necesaria y reconfortante. Así pues, como sucede con casi todo, la esperanza no es ni buena ni mala sino que depende del uso que hagamos de ella. Y tú, ¿qué opinas?

«Pandora» de Jules Joseph Lefebvre
(Museo de Bellas Artes de Buenos Aires)

2 comentarios en “Pandora y la esperanza”

  1. Yo creo que es más negativa que positiva. Quien “espera” desespera, esperar implica expectativas…. me gusta la confianza y la fe en la magia y los misterios de la vida pero la esperanza mmm creo que enfoca nuestra mente en un futuro q no existe y nos aleja del presente, de ver las cosas tal y como son.
    Besito.

    1. Pues estoy bastante de acuerdo contigo, Pia. Yo también creo que si va ligada a expectativas nos bloquea y nos impide avanzar y no nos permite disfrutar del presente. Pero es cierto que no está de más llevarla como compañera si nos aporta confianza y seguridad, sin ligarnos a unas expectativas concretas. Besooooos

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